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martes, 18 de julio de 2023

La imaginación y la vida se acaban cuando ya no hay nada nuevo por descubrir ni soñar

Por © Cira Arroyo Fuentes, 18/7/2023, 6:26 pm

     Cuando ya no hay misterio ni secreto porque sentimos que ya todo lo hemos alcanzado y está al descubierto, se nos acaba el impulso y el deseo.

Cuando ya todas las cartas las hemos puesto sobre la mesa y todos las vemos, se acaba la complicidad, la coquetería y la emoción que causaba que se nos subieran los niveles de adrenalina.

Debemos de tener siempre un as escondido debajo de la manga, para inventar o reinventar algo cada día porque la vida sigue, por eso  tenemos que seguir dándole sentido y ponerle frescura, valor, sabor, emosión, brillo y por sobre todo paz y amor.

Aunque ya veamos todo hecho con la mesa servida, si no sentimos paz, siempre podemos hacer cambios y agregar ingredientes nuevos para mejorala y que luzca resplandeciente de nuevo. 

Y si vemos que al avanzar en lugar de mejorar estamos hechando a perder las cosas, podemos hacer un alto y retroceder, si es necesario, para rescatarlo todo cuando estaba en su mejor punto o estado, para tener nuevamente un punto de partida que nos impulse a volver a avanzar.

Así como a nuestra casa la tenemos que barrer y limpiar con frecuencia para sacar esos trapos viejos y rincones sucios que nos hacen sentir mal, lo mismo tenemos que hacer en todo en nuestra vida porque lo que se nos estanca y no se mueve, no avanza, se pudre y se acaba.

Como no nos podemos conformar con quedarnos en un estado de adormecimiento y mediocridad, como muertos en vida, es maravilloso que en ese momento perdamos nuestra paz para que experimentemos inconformidad, que es la que nos serrucha el piso para que estemos molestos e incómodos, despertemos y salgamos de ese hueco en donde estamos dormidos, ciegos, perdidos y con menos fuerza cada vez.

Si sentimos que estamos viviendo una vida monótoma sin llenura a plenitud, en la que  sentimos que nos falta algo, que por más que avanzamos nos estamos ahogando y hundiendo más profundo aún, no podemos dejar allí a esa astillita que nos hinca, nos sangre, nos hace sentir dolor y nos impulsa con la luz de Dios a buscar con fe y fuerza llenarnos de nuevo de esa curiosidad innata como la que tiene un niño sediento de saber y conocer más, por buscar y encontrar ese algo, poniendo en práctica nuevas ideas para rescatarnos, avivarnos en todo y darle con frescas esperanzas sentido a nuestra vida de nuevo porque a la fe, la esperanza y al amor nunca los podemos perder, al ser el motor que nos motiva a continuar viviendo para buscar ese algo o alguien que nos hace falta para completar nuestra vida aunque sea en nuestra imaginación, que es la que hace que demos paso a la acción y a un fluir de nuevo en nuestra vida para tener siempre algo o alguien por descubrir, soñar y vivir además de Dios y nosotros mismos.

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