Gracias Señor por hacerme ser feliz y poder disfrutar al máximo las cosas más simples de la vida haciéndome sentir como si fuera una reina y ver mi casa como mi palacio.
Gracias porque vivo en paz y porque no tengo necesidad de moverme de mi casa para salir como desesperada a la calle para estar con gente exhibicionista, orgullosa ni adinerada, ni de estar en lugares exóticos ni caros, ni de comer alimentos carísimos ni exóticos para ser feliz.
Gracias porque he descubierto con Dios que en la humildad, la sinceridad y en el contentamiento, se encuentra la verdadera felicidad, paz, amor y libertad física y espiritual.
Gracias porque no tengo necesidad de codearme con gente que se hace llamar de la gran alcurnia o que se cree que es superior o más que los demás, para sentirne feliz.
Gracias porque no tengo necesidad de orgullosa y ridículamente viajar constantemente a lugagares recónditos o lejanos del mundo ni de andar de aquí para allá, para hacer show off para exhibirme porque la verdad ni haciendo un gasto tan grande ni llendo a lugares lejanos y perdidos, ni el estar con montones de desconocidos, me haría sentir tan tranquila, libre, feliz y en paz como como lo estoy en mi casa o en lugares cercanos y gratuitos comiendo alimentos sencillos; pero deliciosos en compañía de personas humildes de corazón que realmente son sinceras, cariñosas conmigo y que hacen el ambiente en la intimidad de mi hogar realmente ameno.
Gracias porque he encontrado en ti todo, contigo no me siento sola y estando contigo me siento libre, segura, feliz, amada, en paz y nada me falta.
¡Oh Dios!, al estar contigo aquí en mi casa, disfrutar y tomarle sabor a todo lo que tú me das de contínuo de gratis y poder comer sanamente, haciendo de cada comida, por más simple que sea, todo un manjar y de cada instante un momento especial, no me hace falta deambular por las calles ni andar buscando el peligro sin necesidad.
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