Vivo, soy y hago todo por fe, aunque la respuesta o la reacción a lo que hago se mantenga en silencio y vea que nada pasa porque así trabaja Dios, prueba nuestra fidelidad, nuestra perseverancia y nuestra fe.
Es fácil ser, fluir y perder la noción del tiempo y del espacio cuando tenemos la seguridad de que lo que está naciéndonos nos lo está dando Dios porque sabemos que sólo tenemos que concentrarnos en lo que estamos haciendo y olvidarnos de todo lo que ocurrre afuera a nuestro alrededor, de si la gente nos aprueba, nos apoya, nos da el visto bueno o un Me Gusta o no a lo que compartimos.
No debemos ni por un instante dudar de la importancia de lo que estamos creando, ni ponernos a pensar el que dirá y las críticas constructivas y destructivas que pueden hacer a nuestra escrito, creación o a todo lo que realizamos porque si le creímos a Dios con eso nos basta; pero si pensamos o creemos en lo que opina la gente, a la que nunca se le queda bien y todos tienen diferentes maneras de pensar y llevan su vida en distintas direcciones, nunca nos atreveríamos a realizar nada y mucho menos a tener valor de darlo a conocer.
Cuando creamos algo nuevo es mejor despegarnos de todo, de todos y hasta de nosotros mismos, de nuestra edad, de nuestro cuerpo, de como pensamos que lucimos y de lo que sentimos, para concentrarnos en conectarnos y crear sólo con la ayuda y la luz del Espíritu Santo para lograr así extender o expandir espiritualmente nuestras alas con Dios y volar tan alto como el águila, sin pensar mucho, sino fluyendo y usando un vocabulario simple, el que nos nace y hacer de cuenta que es otra persona la que está volando e innovando y no nosotros para respetarla, admirarla y no interrumpirla porque sólo así podrá lograr el máximo de concentración; que se eleve y se inspire, porque así, cuando ya terminemos y podamos leer al fin el mensaje, tendremos tiempo suficiente para decirnos ...uau...fui yo quien hizo esto, ...de verdad no lo creo porque sabemos que si nos disponemos es Dios quien hace todo y no nosotros; pero asímismo como admiramos a otros cuando inventan algo, sentiremos gran admiración y complacencia al ver una obra más terminada.
Sólo así, fluyendo y liberando El Yo Soy que habita en nosotros y viéndonos como a una persona creadora ajena, es como nos desligamos de toda atadura o complejo carnal que nos quiera echar para atrás en lo que estamos haciendo, e impedir que en el estado más sobrio que podemos, que es cuando nos nace lo mejor, y que en meditación nos sumerjimos tanto en lo que hacemos, que no nos damos ni cuenta en que momento hemos concluido una obra más, que nos nutre y tenemos seguridad que nutrirá a otros también.
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