Por © Cira Arroyo Fuentes 1998
Poetas tímidos se dan a conocer
con lo que en la vida, el amor, les ha dado,
brindándolo al mundo con gran devoción,
dejando sus huellas en el bien grabado.
Obstáculo ninguno hay sobre la tierra
que nos impida dar consejo eficaz,
si al tesoro de letras hemos hallado
para en papel hacer siempre perdurar.
Con multitud nos podemos comunicar,
sin necesidad de mover nuestros labios,
tener que ver y hablar directo a otra faz,
temblar por nervios y así equivocarnos.
Pretextos no existen para no hacer lo bueno,
ni dejar nuestro intelecto marchitar,
heredarlo con amor en sano estado,
ser raíz que en otros se ha de propagar.
Aun en cuatro paredes encerrados,
a la sociedad podemos aportar
buen fruto que en lo oculto fue iluminado,
que con orgullo saldrá para triunfar.
En tiempo lo escrito supera lo hablado,
por muchos años se puede conservar,
ideas enteras en libros se han guardado,
esperando a quien las quiera escudriñar.
Lo hablado muy fácil se lo lleva el viento,
si en la memoria no pudo penetrar,
sufriendo cambios al ser intercambiado,
y al final se puede muy mal interpretar.
Las bases que nutren mentes son los libros
donde los poetas regalan su ser,
y hacen muchas voces bellas ser poetas,
sin tergiversar origen por doquier.
Poetas tímidos son lluvia de letras
que en tiempo oportuno van a descender
por regar, con manantiales de agua viva,
gente como verde césped y vergel.
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