Por © Cira Arroyo Fuentes, 26/03/2021, 04:43 p.m.
Cómo se puede confiar en la gente de doble cara, doble ánimo o hipócrita, que por delante de una persona se muestra amistosa, centrada y tranquila como un ángel; pero no ha dado la otra persona media vuelta, cuando ya están hablando con otros a sus espaldas de esa persona y de los demás.
Duele y se nos mueve el piso cuando vemos que esto sucede, y es cuando uno se pregunta, ...
¿Señor en quién se puede confiar?.
Lo cierto es que sólo en Dios se puede confiar y en nada ni nadie más.
Es espantoso como notablemente, de repente se juntan como lobos o leoncillos a murmurar y cuchichear sobre otras personas y peor aún si por casualidad escuchamos que hablan de nosotros.
Si hablaran bien no pasa nada; pero es horrible cuando hablan mal, el darte cuenta como te devoran y con la velocidad que bajan la voz, cambian de cara y de conversación cuando ven que estamos cerca o frente a ellos.
De nada les vale sus fingimientos porque creen que nos pueden engañar a nosotros y los demás ; pero se les olvida que Dios es omnipresente, que todo lo ve y todo lo escucha, que antes de que hablemos ya sabe que vamos a decir, porque Él conoce hasta lo más íntimo de los pensamientos de todos.
En conclusión, para hablar y comer pescado, hay que tener mucho cuidado porque la naturaleza con su aire, su viento y su eco hace que otros se enteren de repente de cosas que hablan unas personas de otras, disque en secreto o a escondidas; pero que ella con sus ruidos saca a la luz, para que por casualidad o accidente otros las escuchen.
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