Por Cira Arroyo Fuentes, 09/02/2021, 4:33 PM
En la vida quien se afana por mucho querer hacer no hace nada y quien con humildad pareciera no hacer nada hace mucho.
Triunfa más, de manera más rápida y estable, no el afanoso u orgulloso, que corre de prisa, y se desespera por triunfar, sino quien poco a poco persevera con humildad en sus sueños de manera estable, logrando subir despacio, con cautela y paciencia cada peldaño.
El afanoso por competir con los demás, no pensar mucho, correr y brincar muchos peldaños al mismo tiempo, comete muchos errores, que lo hacen retroceder continuamente, por las "metidas de pata", que por actuar a la ligera y sin pensar mucho da. Errores que le hacen perder mucho tiempo y dinero, por estar yendo continuamente para atrás como el cangrejo, para arreglar o solucionar sus errores y este ir y venir constante lo agota y lo funde antes de la hora.
El humilde, por el contrario, percevera siempre, haciendo todo despacio, con paciencia y piensa antes de actuar, va subiendo un peldaño a la vez, surgiendo a su propio paso, no se compara ni compite con otros, sino que se concentra en vivir su vida, de disfrutar y agradecer a Dios constantemente por todo lo que le va dando.Busca que cada cosa que hace le quede bien para no tener después que devolverse a arreglarla o hacerla de nuevo. Hacer esto hace que crezca más lentamente; pero con paso firme.
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