Alégrate en ser porque sin ser no hay movimiento, en tener sed y tener que aprender a buscar el agua porque si estuvieras saciado
nunca la buscarías.
Cira Arroyo
Fuentes
15/11/2019 12:17 a.m.
Alégrate de
no tener dinero y de tener que luchar por ti mismo para hacer todas las cosas
porque eso te ha permitido aprenden a descubrirte, así como a tus dones y talentos
y a ponerlos en práctica, y mientras tu estás ocupado en esta tarea muchos que tienen
dinero a manos llenas y que les hacen todo se la pasan haciendo nada,
desperdiciando su tiempo y su dinero en cosas y aventuras pasajeras sin sentido y destruyendo
su cuerpo en placeres, vanidades e inventos mundanos que sólo les conduce a
perder su libertad, su salud, destrucción y muerte.
Alégrate
porque para unos el no tener dinero es una desgracia, pero para otros es una
bendición que les mueve el piso y los impulsa a descubrirse a sí mismos, a encontrar
sus dones y talentos que los mantiene siempre luchando por lograr sus sueños y surgir,
sin tener tiempo para desperdiciarlo en cosas vanas.
Alégrate
porque Dios te mantiene ocupado creando tus propias obras y buscando un mejor
porvenir, mientras muchos por tener mucho dinero no buscan hacer nada y sólo
andan perdiendo el tiempo gastándose todo en lo que primero se les atraviesa
aunque les destruya.
Alégrate por
tener los pies bien firmes sobre la tierra al haber aprendido a estar sólo, a
aceptarte a ti mismo, a vivir y comer bien con poco dinero porque has sabido administrarlo
y adquirir con él lo mejor porque muchos por el contrario, por no aceptarse a
sí mismos y tener mucho dinero pretenden con este huir de la soledad y comprar
con él compañía y aceptación de los demás.
Alégrate por
tener poco y no tener mucho porque así aprendes a aprovechar y cuidar mejor lo poco
que tienes y ser más libre.
Alégrate
porque sabes que quienes están a tu lado son genuinos, desinteresados y te
aceptan tal y como sos.
Alégrate de
poder apreciar la belleza y tomarle sabor a las cosas más simples de la vida,
de poder disfrutar tanto del silencio natural cuando todos descansan como del
ruido que hace la naturaleza y los animales al despertar y emprender sus
labores en un nuevo día que son sonidos naturales y no artificiales.
Alégrate de
poder mirar tu rostro y tu cuerpo así tal cual es, de aprender a aceptarte, de
saber que tienes a la mano el agua, que es gratuita y es lo mejor para tu piel,
que no necesitas gastar en bebidas
saturadas de azúcar, edulcorantes y químicos. Que puedes mantenerte en forma de
gratis, caminando y haciendo ejercicios en tu casa o en lugares públicos sin
tener que pagar altas cuotas en gimnacios y que haciendo todo esto para
mantenerte en forma y saludable no tienes necesidad de comprar maquillajes
costosos y llenos de químicos que momentáneamente te embellecen por fuera, pero
por dentro te están causando daños a corto o largo plazo.
Alégrate de
no tener dinero en exceso porque eso hace que tengas que estirar tu bolsillo, meditar
muy bien en que vas a gastar, comprar los mejores alimentos, los que más te
nutren y cocinarlos en tu casa porque así te esfuerzas en aprender a
prepararlos de la mejor y más saludable manera.
Alégrate de
cocinar en casa y no tener mucho dinero para andar comiendo en la calle en la
que abunda la comida cara y chatarra que nada alimenta y por el contrario
enferma, en donde pagas el doble, el triple o hasta caprichos, según el lugar
al que vayas.
Alégrate de
no tener dinero a manos llenas para correr y escapar de tu soledad a la que
tanto le temes para andar buscando ambientes o lugares de distracción para
aturdirte y matar el tiempo en costosos eventos, bailes, fiestas, conciertos,
lugares turísticos, viajes, etc, porque al no tener dinero tienes que buscar la
forma de enfrentar la soledad y disfrutar de una manera más simple y menos
costosa esforzándote con tus propios medios, dones y talentos por aprender a
escuchar la voz que te habla en el silencio que es la que te enseña poco a poco
a crearte por ti mismo un ambiente ameno en el que cuando menos lo esperas es tan nutrido e
intenso que se desborda no sólo enriqueciéndote culturalmente a ti mismo sino
que te sobra y se desborda para darlo a los demás también porque aprendiste a
no caer en las garras ambiciosas de los que no dan nada de gratis, sino que por
el contrario sólo buscan distraer en
masa a los demás con cuánta actividad se les ocurre, sacándoles dinero a manos
llenas, esos que no dan nada pero lo quieren todo.
Alégrate por
tener que luchar por aprender para ser el protagonista de tus propias obras, que sabes muy bien no las has logrado por ti
solo sino que Dios es quien te ayudó a crearlas, no para que las guardes egoístamente
en un sitio oculto o que sólo las des a cambio de dinero, sino para que las
compartas con todos y brilles con luz propia para que no tengas necesidad de
buscar andar absorbiendo el brillo de los demás, que en muchos casos en falso y
en lugar de hacer de ti una mejor persona lo que quieren es arruinarte y
destruirte para quedarse con lo mucho o poco que tienes.
Alégrate de
no poder ir a tiendas a despifarrar dinero porque así aprendes a usar lo poco
que tienes comprando telas para hacer por ti mismo tu ropa o el triple sabes
com no te sobra para comer comida chatarra
Alégrate por
tener poco porque eso hace que por ti mismo tengas mucho aprendiendo a
aprovechar al máximo tus dones y talentos para ponerte a crear tus propias
cosas y obras y en lugar de ser un conformista que sólo se llena con la comida
que preparan los demás, aprendes a preparar la tuya, con tus propias manos, con
tu propia mente, con tu propio yo que vive en tu interior y está deseoso de que
lo aproveches al máximo para que de la nada saques todo y lo tengas, sin
necesidad de que otros te lo den.
Alégrate de
poder zambullirte por ti mismo en tu interior y extraer de allí lo mejor para
nutrirte tu mismo y a los demás también.
En resumen alégrate
por tener sed y tener que buscar el agua porque si estuvieras saciado nunca la
buscarías porque mientras muchos por tener dinero a manos nunca tienen sed y
como tienen dinero fácil, andan sólo deambulando y gastándolo en un lugar y otro,
buscando estar en lugares bulliciosos y rodeados de muchas personas, comiendo
abruptamente para mantenerse ocupados y no sentirse solos ni confrontar el
silencio, sin ponerse a meditar si lo que están comiendo les nutre o no, que al
entrar aceleradamente a su cuerpo les engorda y causa enfermedades; pero tú por
el contrario, como estás en la intimidad de tu aposento, te comes lo que has
preparado tu mismo, sabes que no estás sólo porque Dios está contigo y estás
escuchando su voz que te habla en el silencio, que te da todo de gratis a cambio
de nada.
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