© Cira Arroyo Fuentes 15/09/2019 05:11 p.m.
Nunca callemos la voz que nos habla en nuestro corazón, ni permitamos que nadie lo haga porque es Dios o la voz de nuestra conciencia, la que nos habla allí.
Y si por obedecer más a la voz de nuestra mente, de los demás o del mundo, apartamos y hasta olvidamos lo que nuestro corazón nos dice, entonces sí estamos perdidos.
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