Por Cira Arroyo Fuentes 22/05/2019 07:44 p.m.
Desde que reconocí que el aprendisaje es infinito, cambiable y que la mucha letra del mundo mata, más La Palabra de Dios y aprender de esta vivifica, leo y escucho todo lo que puedo a mi alrededor que de inmediato atrae mi interés, retengo lo que me nutre, que va de acuerdo a La Voluntad de Dios y desecho lo que no, que me pierde y confunde.
Los altos estudios, fama, poder, riqueza, aventuras y fogueos de quien me enseña no me impresionan, sino que analizo muy bien el contenido que comparte, para ver si es o no de provecho para mi vida y la de todos.
Sobrevivo y a la vez VIVO plenamente desde hace mucho tiempo.
Vuelo directo, no miro a la derecha ni a la izquierda porque me distraigo y pierdo tiempo.
Paro de volar y descanso el tiempo necesario cuando veo peligro y al cesar este, renuevo mi vuelo.
No me exijo, sólo fluyo cuando todo mi ser se conecta voluntariamente con la inspiración aún sin desearlo ni pensarlo.
Tengo paciencia para esperar el momento propicio con una nueva experiencia que me genere ideas nuevas y sólo me mantengo en estado de alerta al llamado de éstas, para escribirlas o grabarlas pronto y no perderlas.
Sobrevivo y VIVO con lo que tengo en todo tiempo, con lujos o con miserias porque al fin y al cabo para cumplir y darle vida a mis sueños y ser feliz, sólo necesito lo más simple y barato, ... un lápiz y un papel en blanco, ... que fácil consigo en el mundo porque de todo lo demás que humanamente por mi misma no puedo lograr ni tener ni crear, se encarga Dios, quien le da soplo de vida a cada nueva obra que va a ser por mucho tiempo pan para otros y para retroalimentarme a mi misma cada vez que la leo.
POR ESO TENGO QUE MEDITAR MUY BIEN CON DIOS LO QUE ESCRIBO PORQUE DE ESO QUE SIEMBRO ES LO QUE COSECHAN OTROS Y VIVEN, AL IGUAL QUE YO.
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