© Cira Arroyo Fuentes 25/04/2019 02:12 p.m.
La vida moderna con su materialismo y modas costosas, extravagantes y continuamente cambiantes, están cegando a muchos de tal manera, que viven estresados, estudiando, trabajando y haciendo de todo con prisa, sin importarles hasta matarse por correr tanto porque no quieren perder ni un minuto de su tiempo para tener todo lo que sueñan o quieren de un sólo, por estar al nivel social de personas que han tenido que luchar por muchos años o toda una vida por lo que tienen.
Quienes apenas empiezan su vida, en su afán de subir cada vez más rápidamente de clase social, se frustran porque pretenden ser en el menor tiempo posible doctos*, elegantes*(según el sentido de elegancia que cree cada uno), ricos* y poderosos* para sentirse más que otros y marcar una mayor diferencia o distancia con las clases más bajas para demostrar su superioridad al tener un más alto estilo se vida para olvidar sus raíces, y los que nacieron en cuna de oro viven con estrés por el temor de tener que pasar algún día por lo que sus antecesores pasaron y vivir las penurias y esfuerzos que ellos tuvieron que pasar para que ellos pudieran disfrutar de su cuna de oro e impedirles que tengan que vivir lo mimo que ellos.
Esas raíces de penurias existieron en muchos y es una vivencia latente a la que los que nunca las han experimentado no quieren conocer ni enfrentar y los que nacieron y crecieron en ella y pudieron crecer para salirse y olvidarlas, lo que menos desean es volver a ellas.
El que personas así, extremamente ambiciosas tengan ese estilo de vida que eligieron y del que volver a sus raíces ya no esté según ellos en su itinerario de su vida volver no es el problema.
Lo que si es un verdadero problema es que pretendan que todos lleven su estilo de vida y no dejarle espacio a los que prefieren mantener los pies bien puestos sobre la tierra y aman en todo tiempo el mantener una vida simple y en paz.
Nadie puede egoístamente, por estar bien sólo ellos, quitarle derechos y espacios a otros, por querer acaparar todo para si y ver las cosas a su gusto, olvidándose del gusto y de lo que pueden hacer los demás según sus recursos.
La búsqueda del perfeccionismo para sentirse perfecto y sublevarse ante otros, mantiene a muchos en un estrés total, porque necesitan continuamenre no perderse nada para estar al día con la última y mejor noticia, y con lo mejor de la moda y la tecnología.
Para lograr estos objetivos tan ambiciosos necesitan con urgencia estar mirando o chequeando a todos y a todo a su alrededor, en un estado totalmente competitivo, para buscar siempre mantener un estilo de vida mejor y más alto que los demás, con más brillo y no permitir de ninguna manera que nada ni nadie se les subleve ni sea más que ellos.
Estarse comparando con los demás en un latente estado de competencia, estresa y enferma a las personas que tienen esta práctica nociva porque el querer mantener por siempre el estilo de vida que con tanto trabajo adquirieron no es cosa fácil, debido a que sus cuerpos envejecen y ya no son los mismos que podían manejar a su antojo, hasta el cansancio, como cuando eran más jóvenes y más saludables.
*Nota: Ser y hacer lo mejor según el gusto del mundo es bastante complejo y cambiante en todo tiempo porque lo que significaba ser docto*,elegante*, rico* y poderoso* para generaciones pasadas, no es lo mismo para la generación del mundo de hoy, ni tampoco tendrá el mismo sentido de para las generaciones futuras porque el suplir las necesidades básicas serán la riqueza del futuro, cuando ni con el mayor materialismo ni poder del mundo las van a poder tener, si la humanidad continúa destruyendo los recursos naturales, los animales y al planeta, que son nuestra mayor riqueza, precisamente la que los ricos y poderosos, y todos los que persiguen riquezas y poder de hoy están destruyendo por su estilo ambicioso de vida.
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