© Cira Arroyo Fuentes 19/01/2018 03:17 p.m.
No debemos pretender ser perfectos, ni ser super hombres o super mujeres ni estarnos comparando con los demás continuamente, porque nadie, por más que lo quiera puede serlo.
Lo único que podemos hacer es vivir plenamente, SER Y HACER LO PRIMERO DE PRIMERO, en sí, lo que más amamos con paciencia y humildad, realizando nuestros propios sueños, que puestos a la luz de Dios, Él nos ha dado luz verde por medio de su palabra para que luchemos con humildad y a nuestro propio paso para alcanzarlos, pero no al paso de los demás porque no todos somos iguales ni tenemos la misma salud ni destreza para ir todos al mismo ritmo.
Cada uno de nosotros debe caminar con pasos propios, siguiendo las huellas que Dios por medio de Cristo y sus seguidores nos han dejado bien marcadas para guiarnos, pero no para que corramos como desesperados por ver cual alcanza la perfección de primero, sino para que cada uno de nosotros con paciencia vayamos logrando las metas de nuestra vida, recordando siempre que nuestra meta principal es sembrar el propósito de Dios en nuestra vida y en la de todos.
Caminar con Dios a tu propio paso y no al paso de los demás te da paz porque no tienes por que estresarte ni por esperar a nadie, ni que te esperen, así no te sentirás culpable por lo que le pase a otros ni culpar a otros por lo que te pase a ti, sino que vivirás con tranquilidad, alcanzando tus metas poco a poco, pero con mucha sabiduría.
Correr como la liebre de manera robotizada llevándose a quien sea por delante por alcanzar tus sueños no te garantiza que llegues a la meta de primero, ni que te sientas plenamente satisfecho con lo que haz logrado porque por precisado no haz vivido plenamente dándote tiempo para celebrar tus éxitos o aprender de tus fracasos y enmendarlos para a través del tiempo ser una mejor persona.
Caminar al paso de la tortuga meditando cada paso que das, saboreando con paciencia tanto tus éxitos como el de los demás y aprendiendo de tus fracasos y de los de otros, disfrutando cada instante de tu vida en compañía de otros sin prisa, es el mejor éxito que podemos tener, haciendo lo que verdaderamente queremos, aunque no lleguemos a ser super hombres ni super mujeres famosos, ricos y poderosos, aunque sólo seamos personas simples, pero que hemos vivido la vida sin correr, porque quien mucho corre y pretende abarcar todo al mismo tiempo, pronto para, por eso hay tantos que corrieron por la vida con gran desesperación ya muertos, por causa de drogas que tomaron para poder soportar vivir con sus ojos físicos abiertos para estar siempre despiertos al ritmo de vida que escogieron, llena de compromisos de trabajo y sociales debido a su fama, fortuna y poder, que les robaba todo su tiempo y no les alcanzaba el tiempo, por tanto que querían lograr y abarcar, pero su cuerpo no pudo soportar tanta exigencia que consigo mismos tuvieron, por eso ya no están con nosotros y lamentablemente muchos aunque con mucha fama, dinero y poder vivieron una vida solitaria y murieron así.
Por lo contrario, observamos personas humildes, que nunca han pretendido ser estrellas famosas sino que con paciencia y humildad han vivido modesta, pero plenamente toda su vida disfrutando de sí mismos, de su familia y de sus amistades y llegan hasta a cien años o más muy acompañados, porque siempre cerraron sus ojos para dormir o descansar cuando su cuerpo se lo pedía, que durmieron a sus horas, que nunca tuvieron que tomar ninguna droga para mantenerse despiertos y le dedicaron gran parte de su tiempo a amar y cuidarse a sí mismos, a su familia y a los demás, fueran estas amistades o sólo conocidos.
Personas que cierran sus ojos físicos para dormir placenteramente cuando su cuerpo se los pide, pero abren muy bien sus ojos espirituales para orar antes de acostarse, muy de mañana al levantarse y en todo momento se mantienen en un estado de comunión con Dios para que les guíe en todo lo que hacen.
Entonces, ¿Cuál creen ustedes que es el secreto para tener una larga vida?
Vivir como la liebre y creernos que somos perfectos o vivir como la tortuga reconociendo que somos imperfectos en busca con paciencia de la perfección, pero que sabemos que no está en nuestras manos lograrla sino que sólo de las manos de Dios la podremos alcanzar y no de nosotros mismos ni de nada de lo que pretendamos hacer corriendo en esta vida, sino de vivir la vida con paciencia y en obediencia a Él, aunque no seamos perfectos, pero seguimos con fe, esperanza y amor a Dios, a nosotros mismos y a los demás el camino de vida que Dios nos ha trazado para lograrlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Siéntanse libres de dejar sus comentarios y sugestiones. Bendiciones