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miércoles, 20 de septiembre de 2017

Los vicios nos atacan desde niños

© Cira Arroyo Fuentes 19/09/2017 08:53 p.m.

     Sé que cuesta decir No al licor y a las drogas, más cuando desde niños hemos sido bombardeados con ese mal ambiente, en todas las fiestas y hasta en los rezos u oraciones, con confites, panes y postres que contienen licor, con vino, ponche y frescos con licor, sin hablar de las cervezas, de los shots que los mayores tomaban de un solo trago sin respirar, pero tenemos que armarnos de valor y no permitir que entren bebidas alcohólicas a nuestra casa, porque si no nos amarramos bien las enaguas en caso de las mujeres y los pantalones, los hombres, nuestra casa se convierte poco a poco en un lugar de alcahuetería en donde nadie la respeta y cualquiera entra tomado o drogado con licor o droga en mano como si nada.

Con qué autoridad le vamos a decir a nuestros hijos que no tomen ni usen drogas, si nosotros permitimos que entre gente a nuestro hogar ebria o drogada, o peor aún si nosotros tomamos o usamos drogas.

Con qué autoridad les vamos a decir a nuestros hijos que no se pongan tatuajes, ni se hagan pierciengs, si nosotros mismos andamos llenos de eso.

Por eso hay que pensarlo una y mil veces antes de hacer estas cosas, más aún en frente de nuestros hijos, porque con que cara vamos a guiarlos y regañarlos, si es necesario, si nosotros estamos predicándoles con un mal ejemplo.

Los vicios son el principio de todos los males. Son los causantes de pleitos, infidelidades, divorcios, enfermedades, accidentes y muertes.

Son los causantes también de que personas muy preparadas, con altos títulos, se hayan convertido en guiñapos de personas, que después de haberlo tenido todo: como el haber estudiado para lograr altos títulos, fama, dinero, poder, propiedades, negocios y más, se hayan quedado en la quiebra, sin nada, porque los vicios y la vida promiscua que va de la mano de esta errónea vida, les llevaron hasta a dormir en las calles, al perderlo todo por su mala cabeza, pero nosotros con Dios, tenemos la llave para ponerles un alto y no dejarlos entrar más a nuestra vida.

En conclusión, aunque los vicios nos ataquen desde niños, siempre hay que decirles NO.


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