© Cira
Arroyo Fuentes 19/09/2017 08:53 p.m.
Sé que
cuesta decir No al licor y a las drogas, más cuando desde niños hemos sido
bombardeados con ese mal ambiente, en todas las fiestas y hasta en los rezos u
oraciones, con confites, panes y postres que contienen licor, con vino, ponche
y frescos con licor, sin hablar de las cervezas, de los shots que los mayores
tomaban de un solo trago sin respirar, pero tenemos que armarnos de valor y no
permitir que entren bebidas alcohólicas a nuestra casa, porque si no nos
amarramos bien las enaguas en caso de las mujeres y los pantalones, los
hombres, nuestra casa se convierte poco a poco en un lugar de alcahuetería en
donde nadie la respeta y cualquiera entra tomado o drogado con licor o droga en
mano como si nada.
Con qué
autoridad le vamos a decir a nuestros hijos que no tomen ni usen drogas, si
nosotros permitimos que entre gente a nuestro hogar ebria o drogada, o peor aún
si nosotros tomamos o usamos drogas.
Con qué
autoridad les vamos a decir a nuestros hijos que no se pongan tatuajes, ni se
hagan pierciengs, si nosotros mismos andamos llenos de eso.
Por eso
hay que pensarlo una y mil veces antes de hacer estas cosas, más aún en frente
de nuestros hijos, porque con que cara vamos a guiarlos y regañarlos, si es
necesario, si nosotros estamos predicándoles con un mal ejemplo.
Los
vicios son el principio de todos los males. Son los causantes de pleitos,
infidelidades, divorcios, enfermedades, accidentes y muertes.
Son los
causantes también de que personas muy preparadas, con altos títulos, se hayan
convertido en guiñapos de personas, que después de haberlo tenido todo: como el
haber estudiado para lograr altos títulos, fama, dinero, poder, propiedades,
negocios y más, se hayan quedado en la quiebra, sin nada, porque los vicios y
la vida promiscua que va de la mano de esta errónea vida, les llevaron hasta a
dormir en las calles, al perderlo todo por su mala cabeza, pero nosotros con
Dios, tenemos la llave para ponerles un alto y no dejarlos entrar más a nuestra
vida.
En conclusión, aunque los vicios nos ataquen desde niños, siempre hay que decirles NO.
En conclusión, aunque los vicios nos ataquen desde niños, siempre hay que decirles NO.
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