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sábado, 16 de septiembre de 2017

La rebeldía nos daña a nosotros mismos

©  Cira Arroyo Fuentes   16/09/2017   01:10 p.m.

     En el transcurso de nuestra vida experimentamos momentos llenos de alegría y todo marcha bien mientras las relaciones con los demás vayan "Viento en Popa", en que todo se nos muestra positivo, con camino abierto, porque todos hacen lo que decimos y queremos y nadie nos lleva la contraria, aunque nos vean que estamos actuando erróneamente, pero cuando surgen obstáculos, en que hay personas que si se atreven a ponernos un alto en el camino para decirnos francamente si lo que estamos haciendo está mal.

Cuando nos llegan estos momentos y somos personas que aceptamos consejos, abriendo nuestros sentidos para meditar con Dios lo que nos dicen, tomando las más sabias decisiones, haciendo cambios positivos que nos favorecen a nosotros y a los demás todo marcha bien, pero nuestra vida está en un gran peligro si nosotros nos cerramos al consejo de Dios y de los demás, prefiriendo rebelarnos buscando venganza con ellas de alguna manera, para demostrarles que ni ellas ni Dios nos mandan, sino que somos libres de hacer lo que se nos antoja.

Es en estos momentos cuando corremos el mayor peligro porque en nuestro afán de vengarnos para hacer sufrir a esas personas y llevarles la contraria, es a nosotros mismos a quienes provocamos cambios negativos.

Si las personas a quienes queremos llevarle la contraria son nuestros padres y familiares empezamos con rebeldía a hacer locuras con nuestra vida para hacerlos sufrir y si nos dicen blanco, les decimos negro.

Y cuando nos prohiben que andemos con cierta gente, empezamos a juntarnos más rápido con gente de la calle que están en rebelión con todos también, y poco a poco, sin darnos cuenta, vamos cambiando drásticamente nuestra personalidad, copiando cuánta actitud negativa vemos, empezando a tomar, fumar, y conforme avanzamos en esta vida corrupta vamos cayendo más bajo cada vez hasta llegar a usar drogas fuertes y promiscuir el cuerpo totalmente a la libre, transformando negativamente nuestro cuerpo y nuestra manera de ser sin límite ninguno.

Le abrimos las puertas a los cambios extravagantes de look, modas y vida loca, por eso muchos en estos momentos de locura hasta se salen del closet y se hacen homosexuales, lesbianas, bisexuales, transexuales y más, por darle rienda suelta a todos los placeres que estando locamente drogados tienen.

Estos rebeldes cambios no suceden de la noche a la mañana, sino paulatinamente durante su vida, pero esto sucede porque son personas inseguras, que no tienen un carácter firme con Dios, para que nada ni nadie los haga tocar fondo.

Las personas rebeldes siempre están inventando algo negativo con que hacer sufrir a quienes no quieren obedecer, algo con qué hacerlas infelices, y no se ponen a meditar que son ellas mismas quienes se están destruyendo cada vez más.

Tienen diversas maneras de ir demostrando su rebeldía poco a poco, como son: cortarse el cabello y hacerse estilos más locos con el tiempo, como looks de pandillerismo,  tatuajes, piercings, maquillajes extremos y modas locamente extravagantes para llamar la atención, en fin, hacen hasta lo imposible por demostrar su rebeldía y buscan causar una imagen como de bully, para según ellos imponer respeto, que todos les tengan miedo y les obedezcan.

Si sus padres, familiares, novios o cónyuges les dicen que no se corten el cabello, que no se hagan tatuajes, piercings, no tomen, no fumen ni usen drogas, ni se hagan promiscuos y más, se rebelan y más rápido lo hacen para que sufran sin ponerse a pensar que ellas son las que se están destruyendo.

Una persona cuerda, segura, que obedece a Dios, aprende a escuchar a los demás y escoger con Dios que le conviene y que no. Tiene su carácter firme sí, pero jamás va a optar por estos estilos de vida rebeldes y mundanos, sino que va a cuidar siempre su cuerpo porque sabe que es El Templo del Espíritu Santo y Dios le demanda cuidarlo, por lo que ninguna corriente de rebeldía que use El Diablo, por medio de personas rebeldes y libertinas para destruirla le puede tocar.

En conclusión, recuerda que el maligno siempre anda como león rugiente, desesperado, buscando a quien devorar y su flecha la tiene dirigida a todas aquellas personas que se rebelan contra Dios y las personas que les dan consejos. También se aprovecha de quienes están pasando por problemas, sufrimientos, enfermedades, rupturas amorosas, decepciones y más, para presentarles personas que fingen ayudarles, pero que en el fondo sólo son sus corruptos y pecaminosos servidores que lo único que buscan es introducirlas poco a poco o de un sólo, en una vida libertina, promiscua, llena de licor y drogas para destruirles.

Nota. Los vientos, las tormentas, los problemas, las falsas pasiones y más del mundo no nos pueden derribar jamás si permanecemos siempre firmes, parados sobre la roca, con una sola y firme personalidad que sólo Dios nos sabe dar.



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